domingo, 10 de abril de 2011

Abril: El otro trago

El trago que faltaba era ir a casa de mis suegros para explicarles de mi situación clínica y de que tenia que irme a Monterrey a atenderme. Llegamos y como si nos estuvieran esperando; ahí estaban nada mas mis suegros, le dije a mi hermana Patty que nos esperara en la galería porque íbamos a hablar del asunto.

Cuando entramos, note la cara de sorpresa de ambos, pero dije ahora es cuando y voltee a ver a Miguel y dije:-Suegros venimos a hablar con ustedes. Miguel les dices tu o yo?. En eso volteo a ver a Miguel y agarrando aire les dice: -Es que Esther esta delicada y Ana nos envió a Monterrey para que allá la atiendan. Así que venimos a despedirnos y a avisarles.
-¿Pues que es lo lo que tienes?- me pregunta mi suegro- Mire según entendí tengo la vesícula congestionada y la beba me la esta oprimiendo, así que Ana decidió trasladarme al Hospital Universitario de Monterrey para que allá me hagan estudios a ver que es lo que realmente tengo.

Veo la cara de sorpresa de mi suegra y no se, sentí que no asimilaba al 100% la magnitud de mi situación, así que ella no hacia mas que vernos y escucharnos. Pasados unos minutos Miguel dice: -Bueno ya tenemos que irnos porque mañana hay que estar allá en el hospital para que las atiendan. Como quiera nos llevamos el radio y el celular para avisarles como estamos.
Yo esperaba que ellos le preguntaran en algún momento -Oye hijo y traes dinero de perdido para la caseta o para que te tomes un café? pero acostumbrada a que ellos siempre nos nieguen la ayuda no esperaba tal cosa. Claro nunca sucedio, y creo que fue mejor que así fuera, porque en esas circunstancias te das cuenta quien esta contigo nomas de palabra y quien esta contigo de verdad.

Nos subimos al vocho Patty, Miguel y yo, emprendiendo el camino a Monterrey, claro antes pasamos a echar gasolina y a un oxxo porque no habíamos probado bocado desde la tarde y ya eran casi las 10:30 pm. Yo pedí un sandwich, refresco y en la caja le baje una galleta al encargado porque como no me la ofreció al momento de pagar pues yo me la podía agenciar, nada mas que mi galleta nunca me la comí porque mi hermana y mi marido se ocuparon de darle matarili a la bendita galleta.

Tomamos la carretera de paga y durante el viaje platicamos, escuchamos música, dormitamos, en fin los tres convivimos mucho y estrechamos mas nuestra relación. Recuerdo que antes de llegar a Monterrey nos paramos en una gasolinera a comprar cigarros, agua y hacer escala técnica (léase ir al wc) y mi hermana dijo -Oye y no tuviste tiempo de tomarte fotos así con tu pancita verdad? a ver deja y te tomo unas, a ver Miguel abrazala para que tu también salgas!! - yo iba echa una facha pero no me podía negar a tal petición de mi hermana, así que puse mi mejor cara para la fotografía. No se me olvida que hacia esa noche un viento leve que me despeinaba, esa noche también disfrute de ese viento porque no sabría si algún día volvería a sentirlo. Es cuando valoras y aprecias hasta los mas pequeños detalles, cuando estas a punto de perderlos.


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