viernes, 30 de diciembre de 2016

Papá

Papá:

Sé que estás viviendo tu peor batalla, sólo quiero que sepas que si llegaras a decidir claudicar y dejar éste mundo terrenal, te vayas con la sensación de que no fallaste como padre como toda la vida me lo has dicho.

Al contrario fuiste, eres y serás para mi un ejemplo de honestidad; quizá no fuiste el padre expresivo y amoroso que hubiera querido tener, pero elegiste ser un padre enemigo de la violencia y trampas y si amigo del diálogo y lealtad. Supiste educarme bajo esa premisa y hoy te agradezco que haya sido así.
Sé que tomaste algunas decisiones que en su momento discutí y cuestioné porque quizás mi juventud me impedía pensar como tu, hoy las entiendo.

Papá también es de héroes decir hasta aquí, tu misión en ésta tierra está terminando y es momento de despedirnos. Me va a doler infinitamente tu ausencia sobre todo en momentos en los que esté en alguna situación en la que no sepa que hacer pero se que tu de alguna forma me harás saber y sentir que estarás ahí para guiarme, pues mejor padre no pude elegir para que me amara y educara en ésta vida.
Te deseo un feliz regreso a la casa de nuestro creador, que desde una estrella verás ahora a los que nos quedamos aquí y sonreirás por vernos juntos como siempre fue tu deseo.

Deseo que te vayas con la tranquilidad de que conmigo terminaste tu labor, que no quedó nada pendiente de hablar o perdonar entre tu y yo. No me quedaré sola pues me dejaste una gran herencia que con gusto aceptaré: todas esas amistades que no van a dejar que me sienta abandonada ; que me van a cobijar con ese cariño que a lo largo de tu existencia sembraste precisamente para un momento así: tu partida.

Papá me vas hacer mucha, mucha falta pero sé que tu tiempo está llegando a su fin. Hoy y siempre te estaré profundamente agradecida por éstos años en los que te tuve conmigo y pudiste ver como fui creciendo como ser humano y profesionista. Por haberme acompañado en éste camino llamado vida, sabes que no me gustan las despedidas pero es momento de despedirme de ti.

Te deseo el mejor de los viajes, sé que en algún otro tiempo volveré a verte, volveré abrazarte, a tomarnos un café y discutir de política, religión y arreglar el mundo con nuestras propuestas que jamás pasaron de la mesa del comedor.

Sólo quiero que te quede muy grabado en tu alma que jamás dejaré que las arenas del olvido cubran tu recuerdo, que con todo el dolor de mi alma una vez más debo dejar ir a una persona que amo y no porque no sepa luchar por ella como siempre me aconsejabas, sino porque el destino así está marcado: que el mayor acto de amor que una persona puede hacer por otra es dejarla ir y eso estoy haciendo en éste instante.

Gracias por todo papá.
Te amará eternamente tu hija: Silvia Esther.
(23-dic-2016)

PD gracias por ponerme el nombre de las dos mujeres más importantes de tu vida, tu mamá y tu esposa.




viernes, 13 de mayo de 2016

Mis 2255 capitulos contigo

Hoy con el alma en paz cierro un ciclo de mi historia contigo. De esa historia que hace tiempo iniciara a escribir en un libro que creí nunca usaría.
Juntos escribimos linea tras linea, hubo borrones, la tinta muchas veces se diluyó por las lágrimas derramadas por amor, dolor, ausencia, tristeza, noches llena de soledad.

Hubo muchas páginas escritas con amor, pasión, ternura; todo eso lleno del olor de las rosas que plantamos en nuestro inmenso jardín que hoy luce seco, desierto, inerte.

En éste gran libro mio, tuyo, nuestro, hubo hojas, capítulos en blanco por las eternas noches, días, semanas, meses en los que esas dolorosas e interminables separaciones impedían que tomáramos una pluma y escribiéramos lo que ambos necesitábamos leer uno del otro.

Hoy cierro con paz y dolor en el alma éste libro, se que aún quedan hojas por usar pero lo que venimos plasmando no es más que la suma de los fracasos anteriores.
Son los errores que nunca pudiste perdonarme ni olvidar los que acabaron por volverse en mi contra y hacen imposible desenredar ese hilo rojo que me une y me unirá eternamente a ti.

No quiero irme así pero es necesario dejar de insistir en que se me abra una puerta que por años ha permanecido cerrada. Es imposible cruzar el puente que tendí para llegar a ti porque lo convertiste en una gran muralla alrededor tuyo.
Quisiera no tener que cerrar las ventanas del castillo que juntos construimos, pero nunca tuvieron la mejor de las vistas ni el más hermoso de los paisajes, aún así traté de ver hermoso el terreno seco que me mostraste en los últimos tiempos.

Cierro este gran libro nuestro no por orgullo, sino porque ya me duele escribir sola una historia en donde la protagonista hace tiempo está abandonada a su suerte.
Te agradezco estos 2255 capítulos que a diario escribí contigo, me llevo en mi alma todos y cada uno de los momentos más hermosos que escribimos, ésos que bajo ninguna circunstancia olvidaré, momentos que marcaron mi alma y me hicieron sentir que tocaba el cielo con las manos; manos que hoy están vacías porque se encuentran sin tener entrelazadas tus manos.

Gracias pedacito de cielo por enseñarme a amar con el alma, a ver con los ojos del corazón, eso jamás lo olvidaré. Gracias por las bendiciones que noche a noche dejabas para mi, Gracias por todo.

Te amo, te amé y te amaré infinita y eternamente.
Tu princesa, Oréades.

(13-mayo-2016)