martes, 29 de diciembre de 2015

Despedida

Invierno 2015
Miguel y Angela:

Mis muy queridos niños, hoy me tomé un poco de mi tiempo para escribirles estas líneas, quise hacerlo antes de que se apaguen las luces de los árboles, se guarden los adornos navideños y se acabe la magia que trae consigo el fin de cada año.

Como ustedes vieron cada Navidad es una época en donde todo es alegría, ilusión, felicidad y buenos deseos. 
Renace en la humanidad la esperanza de un mundo lleno de paz ya que es el día en donde no sólo celebramos que yo llegue a muchos hogares a dejar regalos materiales, sino lo más importante: el nacimiento del niño Jesús.

¿Saben? yo ya estoy algo viejo y muchas veces a lo largo del año quisiera retirarme de éste trabajo mas que nada porque veo y siento que cada vez menos niños creen que yo existo y eso me desanima; pero en mi gran mapa aún hay lucecitas encendidas que me avisan que aún hay gente como ustedes que hacen posible que salga cada 24 de diciembre a visitarlos. 

Miguel y Angela hoy quiero agradecerles que a lo largo de éstos años me hayan dado la gran y maravillosa oportunidad de entrar a su casa. Gracias por tan ricas galletas, quequitos y los vasos de leche que alimentan mi cansado y pesado cuerpo, pero que aligeran mi espíritu y me dan fuerzas para continuar mi largo recorrido por el mundo. 

Quizá sea el momento de otorgarles un grado en sus vidas, dadas las circunstancias de un posible retiro. 
Este honor hace años lo otorgué a sus padres (Silvia Esther y Miguel Angel) pues sin su gran apoyo no hubiera podido seguir llegando a tiempo a los hogares de otros niños que esperaban mi visita como ustedes. Es decir que papá y mamá me han auxiliado en la tarea que la vida me encomendó.

A partir del 25 de diciembre, después de que ustedes abrieron los regalos y que vi sus sonrisas de felicidad, pude sentirme satisfecho de mi trabajo y decidí nombrarlos oficialmente y para siempre GUARDIANES de ésta hermosa tradición. Éste honor sólo se le concede a los seres humanos que están dispuestos y listos para guardar el secreto que hace que yo siga existiendo.

¿Porqué hoy les revelo mi gran secreto? porque están en la edad perfecta para guardarlo. Con ésto no deseo que tú Angela, creas que no caminé en el techo de la casa de tus abuelos aquella noche en que encontraron tu, tu hermano y tus primos la chimenea llena de regalos.

Habrá personas que a lo largo de sus vidas les dirán que yo no existo, pero en ustedes está la magia de la Navidad.
Creanme los juguetes y regalos que por años les he hecho llegar fueron el pretexto; mi verdadero regalo para ustedes fue la alegría de recibir y compartir. El verdadero regalo de Navidad es reunir a la familia y tener la oportunidad de decirles en vida que los amas.

Me llevo de ustedes todas las risas, alegrías, inocencia, ilusiones ya que es el momento de que yo les lleve esta misma ilusión a niños mas pequeños como su primo Emlio; niños que comienzan a vivir y a creer en la magia de la Navidad.

Gracias Miguel Angel por ser el hermano mayor y ser un buen niño; por aceptar que la vida te impuso un reto con tu TDA y saber llevar con orgullo tu condición de vida y aprendizaje. Estoy seguro que serás un gran hombre el día de mañana que llegues a ser adulto.

A ti Angela Mishel, te agradezco que seas portadora de hermosos y nobles sentimientos como la compasión hacia los menos afortunados, lo digo porque sé que este año tuviste la capacidad de desprenderte de tu hermosa cabellera para donarla en un acto de altruista . No dudo que cuando seas mayor la belleza de tu alma resalte sobre tu belleza física. 

Como regalo especial les dejo que sigan siendo el uno para el otro un verdadero hermano, que entre ustedes se apoyen, se cuiden, compartan, pero sobre todo que se amen.
No me despido de ustedes porque los verdaderos amigos jamas se dicen adiós, ni siquiera aún después de la ausencia o muerte.

Los quiere: Santa Claus




lunes, 13 de julio de 2015

Breve relato de una larga historia

Y un día decidió cerrar la estrecha puerta del amor, decidió cerrarla porque se cansó de tenerla abierta y que nadie, ni siquiera por curiosidad se asomara a ver por dentro de su alma.

Decidió cerrarla con llave, misma que llevaría colgada en su cuello. Observaba a los demás; tomó distancia de todo y todos para poder curar sus heridas, mismas que optó por no esconder, pero que no dejaría que nada ni nadie volviera intentar abrir ni tan siquiera osara tocarlas.

Dominó sus demonios, los obligó a vivir en su infierno del cual no debieron salir jamás, ella misma descendió al infierno encadenandolos; lloró tan amargamente que sus lágrimas apagaron el fuego de ese infierno congelando todo a su alrededor. Salió de ahí convertida en una guerrera, había ganado una batalla sobre sí misma.

Justo una tarde en que regresaba de visitar el lugar donde había enterrado su última primavera, encontró a alguien llamando a su puerta. Sorprendida preguntó que a quien buscaba, él con una sonrisa tímida respondio: ¿no me reconoces?. Ella no supo que responder, era un caballero, vestía una armadura pulida y maltratada por el uso, quizás por el paso del tiempo o de haberle protegido en alguna batalla.

Quiso reconocerlo, cerró los ojos y capturó sus palabras que le hablaban del gran amor que había vivido a su lado.
Le pedía abriera de nuevo su puerta, quería ver de nuevo dentro de su alma como en un tiempo pasado. Cuanto más se negaba ella, la cadena colgada al cuello iba cediendo, no sabía hasta donde se mantendría asi: firme, inflexible, casi ausente.

Quería decir que si, que entrara, quería que supiera que desde su arrebatada partida su vida se había detenido; que había cerrado la puerta en señal de duelo. Quería decirle que le dolió perder a su cielo, tanto que tuvo que dibujarlo en su piel para llevarlo consigo y no permitir que las arenas del olvido cubrieran su recuerdo.

Quiso decirle todo y no pudo decirle nada, solamente dejó caer la llave que pendía de su delicado cuello en señal de reconocerle y de seguir amándole.

Oreades
(13-jul-15)



lunes, 20 de abril de 2015

Camino

Llegué a éste lugar sin más expectativa que dejar atrás y fuera de mi vida todo aquello que me impide crecer, sanar, liberarme.
Corté lazos con aquellas personas que me dañan y lastiman; quizás en su intento de amarme o protegerme, quizás en su intento de impedir que siga volando con mis alas.

Hoy, reparo mis alas, mi corazón; siento mucho tener que dejar personas y cosas que en algún momento fueron y significaron mucho para mi, pero es el momento de decirles adiós.
Les digo adiós no por egoísmo, sino por amor a mí misma, porque necesito seguir mi camino.

Mi búsqueda no ha finalizado, al contrario; cierro un ciclo y abro uno nuevo en donde me esperan personas, cosas y situaciones nuevas y diferentes.
Cierro ésta etapa en donde tuve gente maravillosa conmigo, me llevo lo mejor de ellas. Los momentos malos y tristes los aprendí a transformar en experiencia, los hermosos y bellos en felicidad y amor.

Deseo con todo mi corazón que cada uno encuentre su camino, su felicidad; que encuentre la verdad que busca, pero sobre todo que encuentren el amor de Dios.

Si tu deseas estar al final de mi camino esperándome y retomar lo que alguna vez dejamos pausado y pendiente, éste es el momento. Si no es así entonces que Dios te bendiga, te dé sabiduría para elegir, humildad para pedir perdón y enmendar errores, vida para disfrutarla, fuerza para los malos momentos y fe para que nunca sientas que Dios te ha abandonado.

Gracias por haberte cruzado en algún momento en mi camino, por todo lo que me enseñaste, por todo lo que me diste, pero sobre todo por lo que me amaste: GRACIAS.

Te perdono, te libero, te bendigo, te amo infinitamente.

(19-abr-2015)


jueves, 16 de abril de 2015

Querido Gabo

Ya son 365 días desde tu partida que las mariposas amarillas cambiaron su viaje hacia la hermosa tierra de Macondo, esa tierra que tu nos enseñaste a amar y a querer vivir en ella, no importando si había una ruta directa para llegar, lo importante es llegar y decidir vivir ahí.

Aun recuerdo la mañana que castigada me quedé en la rústica biblioteca de mi preparatoria y descubrí casi enterrado un libro cuyo titulo aún recuerdo: "La historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada" me atrapó de tal manera que cometía travesuras para que me enviaran a cumplir mi castigo a la biblioteca y poder leerte y así salir un poco del encierro que representaba mis años de bachiller.

Me enseñaste que no hay mas grande soledad que la que se vive rodeada de gente; que las personas viven eternamente esperando algo que quizás ellas mismas sepan jamás llegará, Que no hay amores perfectos, sino eternos; que podemos amar sin limite de edad y aun en nuestros peores tiempos.

Aprendí a amar tu tierra, a disfrutar el simple placer de dejar caminar mi pluma sobre el papel para llenarlo con lo que mi alma siente. Gracias a ti, porque sin tu saber de mi existencia me ayudaste a darle alas y letras a mis sueño de escribir.

Hubiese querido sentarme una tarde a platicar contigo para impregnarme de todo esa sabiduría que contenías y está plasmada en tus grandes obras. Por todo lo que aun me sigues inspirando para seguir escribiendo: ¡GRACIAS!

(17-abr-2015)



lunes, 13 de abril de 2015

El pintor

Era un lienzo en blanco su piel pues nadie había sabido dejar una huella perdurable en él.
Pensaba que así sería siempre, pero la vida un día le presentó un pintor que con las palabras más hermosas le convenció e dejase pintar para ella y en ella el mejor paisaje.

Describía con sus mejores colores lo que sentía por ella, lo que al verla le inspiraba plasmar en ese lienzo en blanco que era ella.
Se dejó pintar, abrió su alma y dejó salir todo lo que llevaba dentro de ella, deseaba no tener espacios oscuros. Quería que aquel desconocido pintor los cubriera con el color más luminoso de su paleta.

Tomó sus finos pinceles y delineó luz en sus tristes ojos, trazó una y mil veces los labios deseando besarlos tiernamente al tiempo que los dibujaba.
Con gran destreza y maestría dibujó todas y cada una de las lineas de su cuerpo, deteniéndose de vez en cuando para admirar lo que estaba logrando a través de su mirada y sus hábiles manos.

No dejó hueco de piel alguna sin cubrir de color, especialmente el lugar donde se ubica el corazón, lo dibujó de tal manera que ya al terminar su obra sería un corazón nuevo, pues había dejado en ése lugar su propio corazón.

Al final sonrió satisfecho con el resultado y estrechándola en sus brazos le susurró al oído: - Eres hermosa, mírate, yo solamente di color a tu belleza.

(13-abr-2015)

  

lunes, 6 de abril de 2015

Algo mas

Nunca imaginó que aquel sencillo caballero que todos los días pasaba frente a su puerta pudiera hacerle ver lo que valía. 
Le permitió entrar a su vida para quererle, al mismo tiempo que le escuchaba decírselo lo sentía.

Por primera vez en su vida no lloró ni le dolían las caricias que le hacían; no derramó lágrima alguna después de que la poseyeran, al contrario, se sentía plena, dichosa, amada, valorada. 
Sentía y escuchaba todas y cada una de las palabras que él le susurró una tarde cualquiera al oído.

Se sabía hermosa, digna de ser amada, no sintió pena al exponer su piel. Sabía que aunque él nunca le pudiera tocar ahí estaba para hacerle sentir amada, para acariciarla con sus palabras y que se le grabaran tan profundo en la mente y en su alma para que cada vez que intentaran lastimarla vendrían a su mente para proteger antiguas heridas y evitar ser dañada.

Antes de cerrar los ojos y dormir profundamente esa y las noches siguientes, agradeció al destino haberle conocido y dejado entrar un poco más allá de la puerta de su vida: a su alma.

(3-abr-2015)




viernes, 3 de abril de 2015

Una tarde, una historia

Lo conoció una tarde cualquiera, se vieron sin mirarse en medio de tanta gente.

Sabia que desde ese momento parte de su historia se escribiría a su lado, no se prometieron nada, ni se juraron amor eterno, simplemente dejaron que su soledades se juntaran y hacer de ellas una constante presencia.

Le hablaba de su vida mientras él la escuchaba embelesado, de vez en cuando le interrumpía para decirle lo valiosa que era para él. 

El tiempo no importaba pues ella tenia el don de hacerle perder la noción, de desconectarle del mundo para concentrarse sólo en ella. 

Se imaginaron esa tarde caminando tomados de la mano, recorriendo calles de la gran ciudad. Sin mediar palabra se robaron un beso, un beso dulce como suelen ser los primeros besos, la intensidad de ese beso los llevó a buscar un momento a solas, lejos del mundo y de las miradas indiscretas. 

Desnudaron mas allá del cuerpo, el alma y dejaron que el deseo que guardaban uno por el otro desde hacia tiempo y que habían dejado pausado años atrás los envolviera. 

Escucharon caer la tarde, hasta que llegó el momento de despedirse, mientras lo hacían, ambos sabían que ya nada seria igual entre ellos dos a partir de ese día que se dieron permiso para quererse.

(1-abr-2015)


viernes, 27 de febrero de 2015

Una carta al cielo

Hola, no puedo preguntarte como estás, porque sé que desde donde estás te encuentras mejor que nunca.
Te escribo para decirte que te sigo extrañando, que ya son 2 años sin tu presencia y aun no me acostumbro a ello.

¿Sabes? éste tiempo sin ti sucedieron muchas cosas en mi vida: buenas, malas, de todo.
Me tomé un tiempo, un respiro de todo y todos; porque realmente necesitaba asimilar tu partida de nuestras vidas.

Hoy entiendo muchas cosas que quizás antes desde mi dolor, tristes y enojo no entendía.
Aprendí con tu partida el valor de perdonar a tiempo y desde lo más profundo de mi alma.

Entendí que los seres humanos somos eso: humanos y que por nuestra misma condición cometemos errores, juzgamos, nos creamos falsos conceptos de los demás, pero sobre todo no aceptamos a los demás como realmente son y los vemos como queremos que sean.

Sé que ese único te quiero que pude decirte  antes de que te fueras, fue mi forma de decirte: perdóname por ser como soy y no ser como tu hubieses querido que fuera. 

Todos estos años viví buscando tu aprobación sin saber que ya la tenía, que quizás tu forma de decirme te quiero era invitándome un café en las tardes que me quedaba a solas platicando contigo.

Me dejabas ver tan poco de ti, de tu corazón, de tus miedos, pero en el fondo siempre supe la gran mujer que tenia frente a mi.

Me sigues haciendo falta, ante todos no lloro porque me enseñaste con tu ejemplo a ser fuerte, a no doblarme frente al dolor, me enseñaste a quebrarme a solas, a ser pilar y eje de mi familia. Me enseñaste a ser el apoyo en los momentos difíciles.

Gracias por seguir desde donde estas nuestros pasos, por cuidarnos, porque de formas muy sutiles e increíbles me has hecho saber que estas conmigo, con mis hijos, con tu hijo, con toda la familia.
Por decirme que los tiempos de Dios son perfectos, que tuviera fe para que ese momento se diera y simplemente sucedió.

Algún día, estoy segura que volveré a verte y te voy abrazar tan fuerte que no te va quedar duda alguna de lo mucho que te sigo queriendo y que te extraño.

Con amor: Esther

PD perdona que no vaya seguido a ver donde todos dicen que estás, es que se que tu no estás ahí, tu sigues dentro todos y cada uno de los seres que te queremos.






jueves, 5 de febrero de 2015

Desconocido y amado pasajero

Un día como hoy, hace 11 años elegí dejar de ser yo, para ser tu, nosotros.
Simplemente dejé que llegaras a mi vida en el momento en que Dios, la vida y la naturaleza te dijeran secretamente que ya era tu tiempo en el mundo.
No tuve miedo a perder mi figura delgada, a subir de peso conforme pasara el tiempo, a que mi vestuario fuera mas holgado.
No me fue dificil cambiar mi estado sentimental a partir de tu llegada.
Decidí ser tu guía del viaje en donde tu eras ese delicado, amado, esperado y desconocido pasajero que por semanas habitó en mi.
Te esperaba con la paciencia y ansiedad que solo los grandes amores experimentan.
Hubo días en los que el miedo a no saber como hablarte, que decirte, como tratarte me robaba el sueño, pero saber como podia amarte me regresaba a la tranquilidad.
Llegamos tranquilamente a nuestra cita, no sabia el color de tu mirada ni el sonido de tu voz, pero sabia que a partir de ese día seriamos inseparables. Que el amor y la sangre nos une, sé que llegará el día en que debas dejarme para volar con ese par de alas que desde el instante en que supe que vendrías empecé a confeccionar para ti.
Hoy solamente te doy las gracias por haberme elegido para ser tu guía en esta vida, por esa gran oportunidad que cada día me das para ser el modelo de mujer que mas adelante buscarás para construir tu propia familia.
Gracias por ese reto que implica ser uno de tus amores.... te ama con todo su corazón y mas allá de él: Tu mamá.