viernes, 3 de abril de 2015

Una tarde, una historia

Lo conoció una tarde cualquiera, se vieron sin mirarse en medio de tanta gente.

Sabia que desde ese momento parte de su historia se escribiría a su lado, no se prometieron nada, ni se juraron amor eterno, simplemente dejaron que su soledades se juntaran y hacer de ellas una constante presencia.

Le hablaba de su vida mientras él la escuchaba embelesado, de vez en cuando le interrumpía para decirle lo valiosa que era para él. 

El tiempo no importaba pues ella tenia el don de hacerle perder la noción, de desconectarle del mundo para concentrarse sólo en ella. 

Se imaginaron esa tarde caminando tomados de la mano, recorriendo calles de la gran ciudad. Sin mediar palabra se robaron un beso, un beso dulce como suelen ser los primeros besos, la intensidad de ese beso los llevó a buscar un momento a solas, lejos del mundo y de las miradas indiscretas. 

Desnudaron mas allá del cuerpo, el alma y dejaron que el deseo que guardaban uno por el otro desde hacia tiempo y que habían dejado pausado años atrás los envolviera. 

Escucharon caer la tarde, hasta que llegó el momento de despedirse, mientras lo hacían, ambos sabían que ya nada seria igual entre ellos dos a partir de ese día que se dieron permiso para quererse.

(1-abr-2015)


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