viernes, 21 de junio de 2013

El caballo de mar y la mariposa

Se encontraron sin buscarse, quizás fue el destino quiso jugar un momento al juntar a dos seres tan distintos, pero tan parecidos en su fragilidad y soledad.

Ella era una mariposa de alas rojas que cuando aleteaba destellaba una etérea luz azul; eso fue lo que hizo que un caballo de mar se enamorara de tan delicado ser.

Vivían en mundos opuestos, pero deseaban lo mismo: amarse. Su mundo era ahogarse en sí mismo, quizás en recuerdos de vidas pasadas y presentes que lo perseguían, torturaban, acosaban y vivían con él sin estar.

Los vientos de libertad que ella buscaba para ir a su encuentro eran cada vez más débiles, aún así ella esperaba que una tormenta la llevara hasta la orilla del mar de su amado caballito.

Esperaban las puestas de sol de cada día para poder amarse y al llegar la madrugada el hechizo de la noche les dejaba dormir juntos, un momento, abrazados sin quererse soltar.

Por la mañana ella debía regresar al árbol donde anidaba, cada vez era más dolorosa la separación. Una noche decidieron unir sus almas en un lazo inquebrantable, que aunque nadie entendiera su amor ellos hasta el final de su vida seguirían amándose.

Jamás se vieron, jamás se tocaron, pero cuanto se amaron desde que se encontraron. Y aun siguen esperando que el hechizo de la noche les deje eternamente juntos.

(23-may-13)