jueves, 16 de abril de 2015

Querido Gabo

Ya son 365 días desde tu partida que las mariposas amarillas cambiaron su viaje hacia la hermosa tierra de Macondo, esa tierra que tu nos enseñaste a amar y a querer vivir en ella, no importando si había una ruta directa para llegar, lo importante es llegar y decidir vivir ahí.

Aun recuerdo la mañana que castigada me quedé en la rústica biblioteca de mi preparatoria y descubrí casi enterrado un libro cuyo titulo aún recuerdo: "La historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada" me atrapó de tal manera que cometía travesuras para que me enviaran a cumplir mi castigo a la biblioteca y poder leerte y así salir un poco del encierro que representaba mis años de bachiller.

Me enseñaste que no hay mas grande soledad que la que se vive rodeada de gente; que las personas viven eternamente esperando algo que quizás ellas mismas sepan jamás llegará, Que no hay amores perfectos, sino eternos; que podemos amar sin limite de edad y aun en nuestros peores tiempos.

Aprendí a amar tu tierra, a disfrutar el simple placer de dejar caminar mi pluma sobre el papel para llenarlo con lo que mi alma siente. Gracias a ti, porque sin tu saber de mi existencia me ayudaste a darle alas y letras a mis sueño de escribir.

Hubiese querido sentarme una tarde a platicar contigo para impregnarme de todo esa sabiduría que contenías y está plasmada en tus grandes obras. Por todo lo que aun me sigues inspirando para seguir escribiendo: ¡GRACIAS!

(17-abr-2015)



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