Quizás se lea raro que diga que soy la mujer de sus sueños, soy la princesa de su cuento, soy el amor de su vida, tu no eres nada para él mas que una simple amiga.
Las palabras que tu lees son mias, yo las provoque. La mirada brillante de el es mía, yo la encendí.
Yo lo creé en mi mente y el destino lo trajo a mi, volviéndolo una realidad a medias.
No sé que te prometió, pero no sé que te pueda regalar si a mi me regaló: rayos de sol, los brillos de las estrellas, una luna llena eterna, gotas de rocío, flores, nieve de la montaña, amaneceres junto a una chimenea abrigados bajo un mismo manto, miles de canciones, palabras, besos, abrazos, noches durmiendo juntos, despertares con un beso, sesiones de besos bajo la lluvia, bendiciones, millones de te amos escritos en diferentes formas, pero lo mas importante: me regaló su amor, su corazón, su alma y su pensamiento.
Yo no necesité que me comprara joyas, me llevara a lugares elegantes, ni viajar al extranjero. Yo sólo me conformé como el: con crear un refugio para vivir de alguna manera la vida que él hubiese querido vivir al lado de la persona que le amara hasta el final de su vida.
Para desgracia nuestra y bendición de los demás él y yo jamas podremos estar juntos, pero ¿Sabes? eso no será impedimento porque hay lazos mucho más fuertes que un simple papel; el lazo que una noche un ángel colocó uniendo su mano y la mía y que nada, ni nadie podrá quitarnos.
Estamos anclados el uno en el otro por la simple y sencilla razón que el amor nació sin siquiera buscarlo, nació a pesar de que la semilla brotó en un pedazo de corazón que estaba seco de tanto llorar ausencias y soledades, nació, creció y sigue aferrado por vivir.
Podrán impedir que nos veamos, podrán separarnos y llevarnos de uno a otro extremo de este mundo pero hay algo que ni la mas avanzada ciencia podrá invadir: el espacio de los sueños de cada ser humano y es ahí en donde podremos encontrarnos siempre.
Sólo un favor te pido deja que cada noche busque debajo de su almohada el beso eterno de buenas noches que cada noche llega hasta ahí, si le ves llorar no le preguntes el motivo de sus lágrimas, déjalo que llore en silencio, si miras que abraza una almohada no le critiques y cobijale por las noches que el frío que él llegue a sentir no es por el clima, es porque la tristeza de no tener a su princesa de ojos grises y zapatos rojos lo invadirá.
Dile que el siempre tuvo, tiene y tendrá un lugar en mi casa, mi cama, mi alma, mi corazón, mis oraciones y mis pensamientos. Y que invariablemente el es, fue y será mi eterno dragón Zhit...
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