Algunos la consideran algo tan común y tan corriente, pero tan solo es una persona que la vida no le ha enseñado otro estilo de vida; defendiéndose de todo y todos, hasta de si misma.
De mirada gris, a veces brillante y otras nublada por la cantidad de lluvia que acumulan los recuerdos. Es tierna, muchos creerían que por estar en la calle no tiene valor. Su carácter a veces suave, otras dura, a veces terca y obstinada; de sentimientos fijos, madura, segura de si misma, extrovertida, alegre aun en medio del dolor. A su paso firme y decidido deja una estela de canela por la pasión, rosas por el amor y vainilla por la dulzura que ella en un solo gesto te puede dar.
Tras su alegría, indiferencia, palabras rudas, vivencias y hasta los toques de locura son por causa de una soledad que oculta a todos. No puede ver el dolor y tristeza ajenos porque de inmediato dibuja en sus brazos un tierno abrazo para reconfortar y dar cobijo, sin saber que ella es quien mas lo necesita y nunca lo pide.
Guarda secretos y deseos que solo comparte con la luna, por las noches deja bajo alguna lejana almohada brillos de estrellas, rayitos de luna, besos, abrazos y palabras por si quien las necesita de noche sepa que ella siempre estará ahí para desearle una noche llena de dulces sueños y hermosos despertares.
Aun cree en el amor, se viste de princesa cada día esperando que su dragón al que ella ama profundamente, al que solo ve en sueños y conversa con el en su pensamiento; aunque al llegar la noche se vuelve a dar cuenta que su deseo de verle crece con el paso de los días.
Es la mujer que sin proponerselo conquisto el corazón de un hombre, de un guerrero solitario, de un dragón al que ella ama a la distancia, así sin verle, sin siquiera tocarle.
Dueña de el rocío, la luna, la lluvia, la tormenta, los truenos y rayos. Vive encerrada en su mundo, en su pequeño refugio donde nadie sabe su verdadera historia y en donde espera nunca dejar de escribirla.
Ella es así...
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